El pasado año 66 periodistas fueron asesinados en el ejercicio de su profesión de acuerdo con el último informe publicado por la organización Reporteros Sin Fronteras. La cifra parece esperanzadora si la comparamos con los 75 periodistas asesinados en 2013, pero aún así es "inaceptable", según ha defendido la presidenta de la sección española de la asociación, Malén Aznárez.

"Se ha cruzado una línea roja bélico-informativa", ha defendido Aznárez durante la presentación del informe, para añadir que "en Siria secuestrar o asesinar a un periodista ya no es sólo una manera de imponer silencio sobre un conflicto brutal sino que también se ha convertido en un mecanismo de propaganda".

Precisamente, Siria fue el país más mortífero para los periodistas 27 informadores que fueron secuestrados en 2014, de los que 15 fueron asesinados, algunos directamente degollados frente a las cámaras de televisión, como James Foley y Steven Sotloff.

Para explicar la situación en este país y la persecución que sufren los periodistas, en la presentación del informe estuvo presente el periodista sirio Majid Al-Bunni, detenido y torturado en su país y ahora exiliado en Alemania para evitar realizar el servicio militar obligatorio además de por sus ideas políticas.

"Al principio del conflicto teníamos el problema de ser el blanco del régimen sirio por ser periodistas o activistas, pero ahora somos el blanco de muchos grupos extremistas, partidos políticos, etcétera", ha explicado Al-Bunni, para añadir que "tengo un informe aquí de la Red Siria por los Derechos Humanos que dice que sólo en enero de 2015 seis periodistas han muerto y 12 han sido arrestados y torturados".

Cuenta el diario El Mundo que, a diferencia de muchos de sus colegas, Al-Bunni afirma que trabajar como periodista en Siria no es del todo imposible, aunque reconoce que es muy difícil y peligroso, y a veces es necesario hacer sacrificios. "A veces hay que renunciar un poco a la profesionalidad para poder trabajar. Por ejemplo, cómo puedes ser objetivo si necesitas mantener una fuente de información. Puedes decir la verdad y ser objetivo, pero si das cierta información que no gusta puedes perder la fuente. Este es el dilema que un periodista enfrenta todos los días", ha explicado.

Según el informe de RSF, el "modelo sirio", es decir, la utilización de los periodistas como arma propagandística y de guerra, se está exportando rápidamente. En 2014, 119 informadores fueron secuestrados frente a los 87 el año anterior. Y fueron nuevas zonas en conflicto como Ucrania o Libia las que se disputaron el mayor número de rehenes con 33 y 29 respectivamente. "Las consecuencias ante los enormes riesgos de este escenario son evidentes", afirmó Aznárez durante la presentación del informe, que denomina estas zonas como agujeros negros de información.

"Los grandes medios de comunicación internacionales han dejado de enviar a sus corresponsales de guerra, los freelances casi han desaparecido y los periodistas locales, siempre los más castigados, no pueden trabajar directamente si no quieren arriesgarse a ser decapitados, ellos o sus familias. La autocensura es total", concluyó.