La dirección de Unidad Editorial, empresa editora de El Mundo, ha enviado un comunicado a sus trabajadores en el que anuncia el inicio de “un proceso de reflexión interna que debe conducir al establecimiento de un código ético” acerca del uso que hacen sus empleados de las redes sociales.
El texto, firmado por el subdirector general de Coordinación Editorial, Aurelio Fernández, establece las líneas básicas de este futuro código, entre las que se encuentra la prohibición de difundir informaciones o emitir opiniones que sean perjudiciales para los intereses de su cabecera.
En concreto, se afirma que cualquier comentario emitido por un periodista de Unidad Editorial en las redes sociales “debe ser puesto en relación con la línea editorial” del medio para el que trabaja y con “el planteamiento informativo que se siga en cada caso”.
La normativa se aplicará independientemente de que el periodista indique en su perfil público el nombre de la cabecera, ya que también incluye a personas que “gocen del suficiente reconocimiento social como persona vinculada con el medio”. Por lo tanto, no sería suficiente con incluir la habitual expresión de los periodistas anglosajones que suelen precisar en sus perfiles de Twitter que “las opiniones son propias”.
Otros aspectos de esta normativa que han levantado polémica son las recomendaciones sobre los comentarios a los que se debe responder (“es inapropiado entrar en debates estériles, responder a provocaciones o abundar en cuestiones personales”) y la prohibición de participar en las redes sociales en horarios de trabajo si no es con fines exclusivamente profesionales.
La circular no ha tardado en despertar reacciones entre sus destinatarios y ya han aparecido en Twitter los primeros comentarios de redactores de El Mundo asegurando que no pensaban acatarla.