
Como ya habíamos adelantado, Olga Cuenca, socia, fundadora y presidenta ejecutiva de Llorente & Cuenca, ha puesto en venta sus participaciones en la compañía con el fin de desvincularse de la empresa que fundó con José Antonio Llorente hace más de 15 años. A pesar del enorme éxito conseguido, las discrepancias tanto en la gestión del negocio como en la visión estratégica, así como la renuncia al proyecto y valores fundacionales, han sido determinantes en la toma de esta decisión.
Olga Cuenca, presidenta ejecutiva, y José Antonio Llorente, consejero delegado, mantienen desde hace tiempo importantes diferencias sobre la gestión del negocio y la visión estratégica; y la renuncia al proyecto y a los valores fundacionales les ha pasado factura.
Desde el pasado mes de enero, el enfrentamiento entre ambos socios ha llevado a la consultora a una situación de bloqueo accionarial al borde del enfrentamiento legal.
Los dos socios fundaron la compañía en 1995 cuando, procedentes de Burson-Marsteller, decidieron emprender este proyecto profesional formando un exitoso tándem que les llevó a liderar el sector en España y América Latina. Ahora, con visiones y estrategias profesionales y personales diferentes, los dos socios mayoritarios intentan poner fin a más de 15 años de trabajo en común.
Olga Cuenca y José Antonio Llorente, socios "fundadores", poseen cada uno un 40 % del capital del Grupo; el 17,5 % restante se reparte entre tres socios profesionales "internacionales", mientras que el último 2,5 % está en auto-cartera. Sólo los socios fundadores pueden venderse sus participaciones o venderlas a un tercero, teniendo en este último caso derecho de tanteo durante cuatro semanas.
Ante esa difícil situación, la presidenta de la compañía ha intentado desprenderse sin éxito de su participación en el grupo, que facturó 15,75 millones de euros el último ejercicio. Ambos socios se han cruzado tres ofertas de compra-venta, aunque la discusión no está tanto en el precio del 40 %, valorado en 8,5 millones de euros, como en la imposibilidad de José Antonio Llorente de garantizar los pagos aplazados con un aval bancario de una entidad financiera de primer nivel, circunstancia habitual en este tipo de transacciones.
Por consiguiente, Olga Cuenca ha decidido aceptar ofertas de otros compradores, ya que aunque Llorente cuenta con el apoyo de los socios minoritarios, el paquete accionarial de la presidenta es de control o bloqueo, y no se puede realizar ninguna operación corporativa sin su aprobación.
En el último ejercicio, y pese a los problemas entre la propiedad, Llorente&Cuenca facturó 15,7 millones de euros, un 16,6 % más que el año anterior. El 56 % de esos ingresos por honorarios procede de América Latina, un mercado prioritario para la consultora española.