La célula de comunicación de François Hollande en el Elíseo, se ha convertido en un campo de minas. Aquilino Morelle, consejero dimitido, se despidió con brutalidad. Gaspard Gantzer, nuevo consejero, debe afrontar las crecientes dudas sobre sus hábitos de ocio. Morelle, hijo de emigrantes asturianos, se vio forzado a dimitir tras las revelaciones del diario online Mediapart, afirmando que el consejero presidencial pudiera haberse beneficiado de las larguezas de algunas laboratorios farmacéuticos.

Cuenta el diario ABC que Morelle fue el autor de muchos de los grandes discursos políticos de Hollande, antes y después de ser elegido presidente de la República. Ese pedestal político confería al consejero un poder e intimidad particular; por lo que esperaba alguna forma de apoyo de Hollande, ante el acoso informativo de Mediapart.

Pero Hollande prefirió abandonar a su consejero a su incierta suerte. Según el semanario satírico Le Canard Enchaîné, Morelle se habría despedido de Hollande en estos intempestivos términos: "Me abandonas cuando estoy perseguido por una banda de perros. Eres un cabrón". Morelle fue consejero político y director oficioso de la célula de comunicación del Elíseo.

Gantzer solo ha sido nombrado director o "animador" de la comunicación presidencial. A las pocas horas de su nombramiento, las fotografías de su página personal, en Facebook, ha abierto flancos inflamables en la carrera personal del personaje, un joven modernísimo, muy aficionado al “fumeteo”, las copas y la vida nocturna más alegre.

Los especialistas en “fumeteos” de la más diversa índole han descubierto fotos de Gantzer fumando cigarrillos liados a la mano que se parecen como gotas de agua a los porros más convencionales de hierbas y "marías"  utilizadas para "animar" al personal participante en las veladas más festivas. Antes de trabajar en el Elíseo, Gantzer había trabajado para el ex alcalde de París, Bertrand Delanoë, y el ministro de asuntos exteriores, Laurent Fabius. Su personalidad "moderna" no había destacado particularmente, pero su llegada al Elíseo, por el contrario, ha sido saludada con salvas pirotécnicas sobre sus nocturnos gustos íntimos.