El pasado mes de abril, Julie Hamp tomó posesión del cargo de directora de comunicación y vicedirectora de relaciones públicas de Toyota, convirtiéndose en la primera mujer en acceder a la cúpula del primer fabricante de automóviles del mundo.
Pero esta nueva etapa al frente de la estrategia de comunicación de la marca de coches nipona apenas le ha durado unos meses, ya que esta compañía acaba de hacer público un comunicado en el que asegura que "ha aceptado su dimisión después de tener en cuenta las preocupaciones e inconvenientes causadas a nuestros accionistas por los recientes acontecimientos y dado que la investigación aún prosigue, hay poco que se pueda añadir en este momento".
Se trata de unos acontecimientos que podrían parecer banales pero que han provocado que Hamp se encuentre nada menos que en prisión preventiva desde el 18 de junio.
Las autoridades japonesas la detuvieron entonces acusada de recibir de manera ilegal, por correo, un fármaco. En concreto, Hamp habría recogido el 11 de junio desde EEUU un paquete por mensajería con unas 57 pastillas que contenían oxicodona, un potente analgésico que no puede utilizarse sin receta en Japón.
La normativa nipona de aduanas prohíbe estrictamente el envío por correo de narcóticos al país, y sólo se permite introducir personalmente estos productos a pacientes que los usen para su tratamiento, en cuyo caso es necesario solicitar un permiso previo a las autoridades niponas y remitir la receta médica correspondiente.
Desde que se iniciaron los acontecimientos, Toyota se ha mantenido muy prudente con las investigaciones confiando en que todo hubiese sido un desafortunado error, aunque se han filtrado informaciones sobre si los medicamentos, que estarían destinados a combatir el dolor de rodillas, habían sido camuflados.