Carney era hasta la fecha el portavoz del vicepresidente, Joe Biden, cargo al que accedió al comienzo de esta Administración y con el que interrumpió una brillante carrera periodística en la que llegó a ser jefe de la oficina en Washington de Time y en la que antes había cubierto acontecimientos importantes en Rusia, Cuba y otros de la política interior norteamericana. Era, además, colaborador frecuente en varios programas de televisión.
Se trata de un profesional con un perfil muy diferente al del hombre que va a sustituir. Mientras Gibbs es uno de los más íntimos colaboradores de Obama que está junto a él desde que se empezó a fraguar su candidatura presidencial, y goza de su confianza y fácil de acceso; Carney aportará una fluida relación con los periodistas de Washington, a los que conoce personalmente.
Carney llega a la portavocía de la Casa Blanca en el mejor momento de la presidencia de Obama, cuando las encuestas están en alza y parece haber calado el nuevo mensaje ya trasladado a la opinión pública en el discurso de la estado de la Unión.