El periodismo, contra las cuerdas en Egipto

libertadexpresionegiptoEl periodismo está de capa caída en Egipto, el país en el que hace tres años y medio se festejaba el fin de las cadenas en la Plaza Tahrir. La condena a entre siete y diez años de cárcel dictada contra tres reporteros del canal qatarí Al Yazira remata doce meses de ataque contra la libertad de prensa que dejan una docena de reporteros fallecidos, varias decenas de periodistas arrestados y algunos medios de comunicación clausurados.

Los generales que urdieron el golpe contra el islamista Mohamed Mursi, con el actual presidente Abdelfatah al Sisi al frente, han impuesto sus mordazas. "Es un día nefasto para la libertad de prensa. El veredicto lanza una advertencia muy seria a cualquier periodista que quiera simplemente hacer su trabajo", ha declara a el diario El Mundo el abogado Mohamed Lofty, representante de Amnistía Internacional en el proceso.

El Tribunal Penal de Giza, ha castigado a siete años de cárcel al australiano Peter Greste y al egipcio con pasaporte canadiense Mohamed Fahmy, empleados de Al Yazira, por la supuesta difusión de noticias falsas y la colaboración con los Hermanos Musulmanes, declarados "organización terrorista" por el Gobierno, sin aportar pruebas de su vinculación con los atentados.

El egipcio Baher Mohamed, productor de la televisión catarí, recibió una pena adicional de tres años de prisión por portar una bala en el momento de su detención a finales de diciembre en un lujoso hotel de El Cairo. Junto a los reporteros, cuatro estudiantes fueron condenados a siete años entre rejas y otros dos jóvenes resultaron absueltos.

A las 11 personas juzgadas en rebeldía -entre ellas los periodistas británicos Sue Turton y Dominic Kane, y la holandesa Rena Netjes- se les impuso una pena de diez años de prisión.

La fiscalía solo ha aportado como pruebas varios vídeos de coberturas informativas en Egipto, Kenia o Somalia y fragmentos de audio inaudibles. "No son pruebas que puedan incriminar a nadie. Es el material que cualquier periodista lleva encima", se queja Lofty.

El fallo, tras un calvario de doce sesiones, suscitó una amplia y rápida condena internacional. Estados Unidos lo consideró "escalofriante y draconiano". Países Bajos y Reino Unido convocaron a sus embajadores en El Cairo en protesta por un veredicto, que no cumple las garantías procesales mínimas.

Por su parte, Al Yazira ha denunciado que las pruebas "desafían a la lógica" y "no resisten un examen riguroso". Abogados de los condenados anunciaron que la sentencia, emitida en primera instancia, será recurrida.

La persecución contra Al Yazira, demonizada desde la asonada por su presunta parcialidad, cierra el círculo del acoso y derribo a la prensa. Al menos 12 periodistas han muerto en el último año. 16 reporteros se hallan arrestados y decenas de periodistas han padecido detenciones policiales y ataques de turbas, enfurecidas por la cobertura de los corresponsales extranjeros.

Los medios de comunicación que han sorteado el cierre gubernamental han jurado lealtad al régimen acallando toda disidencia y divulgando rumores y teorías conspirativas. "Se está propagando miedo y odio a través de las ondas. Hace poco un presentador pidió a sus telespectadores que mataran a cualquier sospechoso de ser terrorista. Los medios están llenos de bulos sobre maquinaciones extranjeras para dividir el país", ha relatado a El Mundo la periodista Shahira Aminpremio Julio Anguita Parrado y uno de los escasos versos sueltos del panorama mediático egipcio.

"Las líneas rojas han vuelto. Los editores rechazan la publicación de viñetas contra Al Sisi. Los medios están controlados por los mismos hombres de la época de Mubarak", agrega la reportera, blanco de amenazas y censura previa en la televisión pública.

En un encuentro reciente con dirigentes de medios de comunicación, Al Sisi advirtió que la libertad de expresión amenaza la seguridad nacional y aventuró que la democracia plena tardará 25 años en llegar. "La justicia seguirá estando politizada y los medios continuarán siendo una herramienta de propaganda", pronostica Amin.

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