De la misma manera que la minería, la siderurgia o los astilleros durante la reconversión industrial que tuvo lugar en España durante los años 80, los grandes editores de periódicos contemplan pedir al Gobierno que la prensa sea considerada un sector en reconversión, un estatus que avalaría los ajustes laborales que piden para sus redacciones. Esta demanda está justificada en un informe que la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) encargó a Sagardoy Abogados, una de las principales referencias en derecho laboral en España, que refrenda que la crisis que atraviesa la prensa es comparable en cifras a la que su día acometió la industria pesada.
Cuenta El Confidencial, que en el documento se plantean medidas laborales específicas que podría acoger un plan de reconversión. De hecho, muchas de ellas ya se están incorporando con mayor o menor cobertura en los medios. Por ejemplo, se apunta la necesidad de reducir los costes laborales de las empresas periodísticas mediante un modelo de doble escala salarial, por el que las nuevas contrataciones puedan realizarse en condiciones distintas –y menos ventajosas- de las que tienen los más veteranos, acogidos a convenios colectivos de largo alcance.
El informe plantea todo un abanico de medidas denominadas de transición laboral, propias de un sector en reconversión. Así, se aboga por facilitar las jubilaciones anticipadas, que podrían estar subsidiadas incluso por un fondo estatal. También se considera clave dotar de mayor flexibilidad a la negociación colectiva.
Lo que los editores piensan y aseguran sotto voce a quien quiere oírles es que sus plantillas son demasiado caras. Y entre las medidas concretas que estudian plantear al Gobierno para abaratarlas destaca “el acceso directo a un sistema de jubilación anticipada” y, de forma un tanto ambigüa, “la inclusión de mecanismos a disposición del editor para modificar, suspender o extinguir la relación laboral bajo ciertos supuestos predefinidos”.
También hay interés entre los editores por reorganizar las redacciones en torno a un profesional “multisoporte, que posibilite el mantenimiento de la retribución o del propio puesto de trabajo”. Para ello resulta imprescindible “la reformulación de la organización profesional”, a través de una redefinición de grupos y categorías, del fomento de la movilidad interna y la adecuación de la jornada laboral a los nuevos procesos.
