"La Iglesia quiere llegar más y mejor a sus fieles, diciendo la verdad y sin aburrir" es la frase que se impone desde la llegada de Benedicto XVI a la Santa Sede. Marc Caroggio, director de comunicación del Opus Dei de Roma, ha eclarado que los obispos deben "abrazar el debate y la cultura de la controversia mediática, porque ése es el ambiente donde se desarrolla, hoy, la actividad pública".
Por otro lado, Caroggio ha señalado que "una buena comunicación debe sonar clara en las palabras y los argumentos, y ser amable y correcta en el estilo"; así como que a la hora de responder críticas se debe "reaccionar de manera adecuada, con ponderación, sin desmesuras".
Es en ese sentido en el que debe analizarse la última visita del Papa a los Estados Unidos, donde tomó el problema de los curas pederastas en sus manos y protagonizó el debate en torno al problema, asunto que había generado un profundo malestar en la comunidad católica de ese país, en particular ante el silencio oficial.
Por eso, los obispos que siempre han debido comunicar los problemas que, desde su criterio, afectan a la sociedad, buscarán hacerlo adaptándose a los bruscos cambios que han sufrido el mundo de la comunicación.
