Antonio Fernández-Galiano, presidente de la Asociación, ha destacado que los grupos de comunicación se enfrentan a una profunda crisis por un cambio en el modelo de relación de los ciudadanos con la información, ya que "las posibilidades tecnológicas ofrecen múltiples oportunidades donde elegir en tiempo real y auqnue la oferta es muy amplia, hacen falta grandes marcas como respuesta fiable para los ciudadanos".
Con este argumento coincide Josep María Martí, delegado del Colegio de Periodistas de Cataluña, quien considera que, "frente al espejismo de la red, las empresas deben poner en valor el periodismo de calidad". Alison Bethel McKenzie, subdirectora del International Press Institute (IPI), organismo internacional comprometido con la protección y salvaguardia de la libertad de prensa, considera por su parte que Internet ha acrecentado el número de paradojas de la comunicación, por cuanto sus mayores oportunidades han multiplicado también sus riesgos, ya que tener acceso a unas informaciones cada vez más rápidas podrían poner en riesgo la calidad de ésta.
Para evitarlo, Jesús Rivasés, director de Tiempo, ha recomendado relativizar el alcance de las nuevas tecnologías, ya que en su opinión, sólo son una herramienta de acceso de los ciudadanos a la información, haciendo hincapie en la necesidad de cobrar por los contenidos como garantía de profesionalidad.
Adaptarse o morir han sido las tesis de Bieito Rubido, director editorial de medios regionales del Grupo Vocento, para quien Internet va a suponer una inflexión histórica para los profesionales, por lo que deben adaptar su mentalidad a los nuevos tiempos y considerar la Red como un complemento útil del periódico tradicional, como señala Antonio Miguel Méndez Pozo, editor de Promecal.
Julio Miravalls, director de documentación de Unidad Editorial y artífice de Orbyt, destaca que los periódicos tradicionales han mantenido razonablemente estables su difusión y audiencias en los últimos veinte años, pero que en una situación de crisis generalizada y con una brusca caída de los ingresos publicitarios, los periódicos tradicionales intenten trasladar a internet sus atributos esenciales. Borja Echevarría, subdirector de El País, va más lejos e indica que en adelante, el periodismo de calidad será necesario, pero no suficiente. A su juicio, necesitará un complemento tecnológico, extensible a cómo los medios deben hacer y organizar su trabajo en la red y ofrecérselo a los ciudadanos.
Jesús Maraña, director de Público, considera que Internet ha liberado a la prensa impresa de un preocupante ataque de vanidad, especialmente acusado en los últimos diez años, donde se ha querido aleccionar a los lectores de qué deben y no deben leer. Considera que el mejor antídoto contra ese riesgo es la fórmula clásica, según la cual los periodistas son ante todo intermediarios entre los hechos y los lectores, y aconsejó volver a la honestidad y al respeto a los hechos en el ejercicio profesional.