Las grandes empresas combaten los "bulos" de Internet
Algunas de las grandes compañías afectadas por los "bulos" u "hoax", se han propuesto erradicar estas prácticas que no son sino un intento de hacer creer a un grupo de personas que algo falso es real. En España, el término se popularizó principalmente al referirse a engaños masivos a través de Internet. A diferencia del fraude, el cual tiene normalmente una o varias víctimas y es cometido con propósitos delictivos y de lucro ilícito, el bulo tiene como objetivo el ser divulgado de manera masiva haciendo uso de los medios de comunicación y no suelen tener fines lucrativos o, al menos, no son su fin primario.

Que si los policías de Estados Unidos limpian con Coca-Cola la sangre que queda en la carretera tras los accidentes de tráfico; que si el consumidor de Actimel corre el riesgo de convertirse en un adicto; que si la leche caducada que se vende en envases de cartón puede ser pasteurizada hasta cinco veces; que si una botella de plástico, olvidada en el coche en un día caluroso, puede ocasionar cáncer de mama; o que si los tampones llevan amianto para aumentar el sangrado... Son solo bulos que traen de cabeza a las grandes compañías de consumo, y que han empezado a rebelarse contra ellos.

Cuenta La Vanguardia que McDonald´s gastó cinco millones de euros el año pasado en una campaña antibulos bajo el lema "Ingredientes de verdad. Sabor de verdad", con el propósito de defender la calidad de la carne utilizada en la elaboración de sus productos. La transparencia fue la estrategia elegida para intentar desmontar los bulos que corren por internet referidos a esta empresa.

La tendencia no es nueva -los bulos encontraron su caldo de cultivo en la red informática y han engordado al mismo ritmo que lo ha hecho la información que corre entre los internautas- pero se avistan cambios en las armas utilizadas por las empresas afectadas para combatir esas mentiras.

Grandes empresas, como Danone, Coca-Cola o McDonald´s, ocupan un lugar destacado en la lista de objetivos preferidos por los autores de esas patrañas. Parece que los responsables de comunicación de estas compañías tienen claro que hacer oídos sordos a esos bulos, por increíbles y disparatados parezcan, no es la mejor estrategia a seguir, sobre todo si tenemos en cuenta que dos de cada tres cada tres usuarios de Internet confesaron en una encuesta de la Asociación de Internautas, no saber distinguir un hoax de una noticia real o una información cierta.

Pero ¿cómo se originan esos bulos, y qué pueden hacer las empresas perjudicadas para salvar la imagen ante una de esas mentiras? Álvaro Bordás, director de comunicación externa de Danone, admite que raras veces se llega a descubrir al autor de esas informaciones falsas. Eso desanima a iniciar cualquier investigación, por lo que lo único que les queda a las firmas difamadas es idear medidas para combatir esas mentiras desde sus propias páginas web para que esa información real llegue rápidamente a los clientes más fieles o a aquellos más despiertos que buscan una confirmación sobre aquello que han leído, les han contado o han escuchado.

Coca-Cola, por su parte, ha decidido colgar en su página web todos los hoax encontrados en la red referidos a sus productos, y a esa información falsa se adjuntan informes contrastados para desmontar el bulo. Carlos Chaguaceda, director de comunicación de esta multinacional en España, afirma que la mejor receta para combatir estos bulos "es encajarlos con una actitud desapasionada y asumir que todo eso forma parte de la misma condición humana".

Lo más sorprendente es que la mayoría de esos bulos, que muchos internautas interpretan como una novedad, hace ya años e incluso décadas que corren por la red. Es el caso de una información falsa sobre Actimel, uno de los productos estrella de Danone. "Estamos ya en la tercera oleada del mismo bulo", afirma Álvaro Bordás. El hoax cuestiona las cualidades nutritivas y saludables de esta leche fermentada. En esa información falsa se cometen errores de bulto al afirmarse que el cuerpo humano genera de forma natural la bacteria -algo imposible en un ser vivo-presente en el Actimel (Lactobacillus casei)y que el organismo deja de producirla cuando se altera la dosis con una ingesta externa.

La información recogida en ese bulo no pasaría el más elemental examen científico o alimentario, pero esa falta de rigor no siempre es detectada por los millones de usuarios que reciben los correos. "En este caso no ha habido ningún efecto sobre las ventas, que siguen funcionando muy bien, pero siempre corres el riesgo de que esa información falsa, cuando llega a tanta gente, pueda perjudicar a la imagen del producto", añade Bordás.

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