Fernando Castro, que hasta la fecha era director general de Comunicación Externa y Representación Institucional de MásMóvil, será el máximo responsable del área de Comunicación de la nueva entidad surgida tras la fusión con Orange, y que operará en el mercado a través de la marca MASORANGE (+O).

La selección de este directivo ha llegado de la mano del consejero delegado del nuevo gigante de las telecomunicaciones, Meinrad Spenger, que hasta la fecha era primer ejecutivo de MásMóvil.

Fernando Castro, que ejercerá a partir de ahora como director de comunicación de MASORANGE dependerá del Área de Desarrollo Corporativo y Transformación, dirigida por Pablo Freire, también procedente de MásMóvil, que se sienta en el Comité de Dirección de la compañía, aunque mantendrá hilo directo con Meinrad Spenger, con el que lleva colaborando ocho años.

Castro fue director de comunicación de Orange entre los años 2006 y 2015; mientras que Beatriz Valverde desempeñaba el mismo puesto en Jazztel, que fue adquirida por la compañía francesa en 2015. Una vez que Castro salió de Orange, Valverde ocupó su puesto.

Castro llegó a MásMóvil en 2016 procedente de Orange, compañía en la que fue responsable de Comunicación durante diez años; y anteriormente había formado parte del equipo fundador de Amena, ocupando la posición de jefe de prensa, tras lo que fue nombrado subdirector de Comunicación del Grupo Auna, formado por las empresas Retevisión y Amena. Fue tras la compra de Amena por parte de Orange, cuando llegó a la compañía francesa.

La nueva compañía se ha convertido en el primer operador de telefonía del mercado español por número de clientes, con 37 millones de líneas entre móvil y banda ancha y 2,3 millones de usuarios de televisión, con una cuota de mercado superior al 40 % tanto en fijo como en móvil. En términos financieros, MASORANGE será una de las 20 mayores empresas de España por volumen de ingresos con más de 7.400 millones de euros.

Tanto Orange España como MásMóvil han vendo contando hasta la fecha con el apoyo de sus agencias de comunicación habituales; y mientras los primeros trabajaban con The Garage, los segundos lo hacían con Kreab.